La Menesunda según Marta Minujín

Cincuenta años después de la histórica ambientación que Marta Minujín realizó junto a Rubén Santantonín en mayo de 1965 en el Centro de Artes Visuales del Instituto Torcuato Di Tella, el Moderno se convirtió en el escenario de una fiel reconstrucción que se desplegó dentro de un espacio de 400 metros cuadrados en el primer piso del Museo.

La Menesunda −»mezcla», «confusión», en lunfardo− consistía en una estructura laberíntica que incluía un recorrido por once situaciones y se organizaba a partir de una secuencia de espacios cúbicos, poliédricos, triangulares y circulares, recubiertos por diferentes materiales, que generaban estímulos multisensoriales en el visitante.

La Menesunda se presentó en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires como testigo cultural de una década desfasada, iniciada en 1955, y como culminación de una drástica transformación de los lenguajes estéticos utilizados por los artistas, los modos de circulación y legitimación de sus producciones, y también las maneras en que los nacientes públicos consumieron y procesaron las obras de la vanguardia. La Menesunda condensó muchas de las problemáticas e inquietudes que atravesaron a la vanguardia desde los tempranos años sesenta: la voracidad del avance de la cultura de masas, la experiencia como soporte estético y el espectador como agente activo, la posibilidad de ruptura con las tradiciones artísticas y el arte como medio para la transgresión de los límites impuestos por los gobiernos de facto y la tutela militar establecida durante los procesos de democratización.

La revisión y discusión de La Menesunda desde la actualidad resulta pertinente para profundizar la comprensión de los procesos institucionales y estéticos que tuvieron lugar en el campo artístico de la ciudad y repensar las coyunturas político-económicas que dieron lugar a estos itinerarios. Asimismo, este proyecto buscó contribuir al análisis de una de las formas que asumió la vanguardia durante los años sesenta, en el intersticio entre el arte pop y la activación política, entre la ambientación y la manifestación.