
Paradigmas para vivir mejor.
Reflexiones entre Ana Gallardo y Gabriela Cabezón Cámara
A un par de horas de distancia entre la Provincia de Buenos Aires y Ciudad de México, la escritora Gabriela Cabezón Cámara conversa con la artista Ana Gallardo sobre las formas con que el arte puede acompañar procesos de cambio y crecimiento y sobre el proyecto de Gallardo Escuela de envejecer. Este nació en 2004 y, desde entonces, busca identificar y visibilizar vidas adultas que se llevan adelante como utopías o materializarlas en encuentros, diálogos y acciones colectivas que, como bien señala Cabezón Cámara, rompen esquemas y generan paradigmas que permiten vivir mejor.
Poéticas del cuidado
En los últimos meses, los debates sobre la salud tienen un protagonismo inédito en las preocupaciones sociales, políticas y económicas, tanto nacionales como globales. Detrás de las estadísticas y los números que leemos en los reportes diarios, se proyectan especulaciones sobre la dinámica que la “nueva normalidad” tendrá en el futuro próximo: barbijos, distanciamiento y asepsia. Pero este virus también nos revela que la salud es algo más vasto que el nombre de una enfermedad y visibiliza las comunidades en las que vivimos, el organismo mayor que contiene a cada uno de nosotros y al que debemos atender. La presente circunstancia nos obliga a recordar que la salud incluye el cuidado personal, familiar y comunitario; que no es solamente un diagnóstico médico sino también la necesidad de compartir afectos, la sensación de protección, el contacto con la naturaleza, el sentimiento de libertad y el ejercicio del trabajo, entre tantas otras cosas. De esta forma de entender la salud en un sentido amplio -más ligado a una búsqueda de bienestar, de armonía, de profunda conexión con nuestros cuerpos, los otros y nuestro entorno e incluso de amplificación de nuestra percepción- se desprenden distintas “estrategias del cuidado” que numerosos artistas contemporáneos se dedican a investigar y con las que potencian sus obras.
En un movimiento de regreso a aquellos tiempos donde no existían las diferencias disciplinares y los saberes viajaban entre el arte, las ciencias y la espiritualidad, estos artistas tienen un interés integral por la salud de la mente y del cuerpo en todas las condiciones y etapas de la vida. Motivados por esta idea, proponen viajes espirituales de meditación, encaran proyectos de cuidado paliativo de enfermedades en los que el arte nace en las manos de los pacientes, o terapias grupales de salud mental concentradas en el más allá del cuerpo físico, e imaginan espacios de contacto social que recuperen a la vejez como una etapa trascendental de la vida donde se siguen abriendo horizontes. Este conjunto de obras supera los límites que definieron tradicionalmente a la “Obra de Arte” para fundirse por completo con prácticas de salud integral que buscan una nueva forma de bienestar. Su trabajo potencia el autodescubrimiento como el mejor canal para favorecer los cuidados colectivos, y así colaborar en la construcción real de un futuro sostenible y saludable. Estos artistas y sus obras se preguntan cómo fortalecer nuestro organismo no solo como unidad física y psíquica, sino también emocional y relacional. Para ello fijan su atención en los intercambios que el arte favorece y no tanto en los objetos que produce, reinaugurando el interés de las vanguardias históricas por modificar en un mismo impulso el arte que conocemos y la vida social que lo sustenta. De esa forma, este perfil del arte contemporáneo abraza una idea amplia de salud que también exige una lectura de la comunidad de la que somos parte con el objetivo de transformarla.
Al concentrarse menos en las certezas biológicas de la ciencia moderna y más en la riqueza inconmensurable de los acercamientos sensibles, el arte puede ir más allá de la materialidad del cuerpo para intentar subsanar los malestares que horadan nuestra salud desde varios frentes. En este contexto donde somos aún más conscientes de la compleja insalubridad que nos reina, adentro y afuera, nos preguntamos: ¿será el arte y sus estrategias la forma de fortalecer desde nuevos perfiles nuestra frágil existencia?
Nicolás Mastracchio~
Destino, 2020
Nicolás Mastracchio ~. Destino, 2020. Video, 7:58 min
Producido especialmente para el Museo de Arte Moderno durante su cuarentena en Berlín, Nicolás Mastracchio~ construye un ambiente de transformación y resguardo a través de imágenes generadas con materiales simples y analógicos (acetatos de colores y cristales con agua), su cámara digital y la música que ha producido para la ocasión. Los colores que se miran, se espejan y se desarrollan por medio de movimientos cíclicos sugieren un conducto, un lugar de contención y de energía.